Francina Armengol ha destacado como 30 años después de la Declaración de Barcelona, la región mediterránea, "además de sufrir un incremento de la presión migratoria que no se ve acompañada de un crecimiento económico proporcional, vive una situación de incertidumbre aún marcada por la inestabilidad política y por el recrudecimiento de los conflictos persistentes".
Relacionados