El párroco de la basílica, Javier Sanz, explica que de 1638 data el documento por el que el Papa Urbano VIII concede estas reliquias a la colegiata al ser nombrado el nuevo prior. "Desde ese momento, permanecen aquí y se les ha dado culto, igual que a las reliquias de otros santos, como San Félix y San Justino e, incluso, hay algunas partículas del santo sepulcro de Jesuralén, que eran donaciones y regalos al nombrar al nuevo prior".
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